miércoles, 30 de mayo de 2012

Geografía política: el Estado, la UE y la globalización

miércoles, 2 de mayo de 2012

"Pequeño gran Hombre", una visión rousseauniana de la civilización y del proceso de socialización

     El ideal del "buen salvaje" de Rousseau es una utopía difícilmente ilustrable, en la medida en que todo ser que conocemos está inserto en una civilización determinada. Pero la crítica a las secuelas de la civilización occidental (sus valores negativos, que mejor supo cristalizar Nietzsche) sí dejan cierta huella de comprensibilidad, y por supuesto de un halo romántico, en quienes se acercan a ese concepto de "buen salvaje". Para dar masa a este ideal rousseauniano creo que no hay mejor película, ni de más excelente categoría, que "Pequeño Gran Hombre" (1970), de Arthur Penn, con Dustin Hoffman como protagonista. Dejo aquí algunos fragmentos que he encontrado, pero recomiendo fervientemente ver la película completa para entender su carga. Si la crítica de Rousseau a la civilización en sí, en su evolución intrínseca, me parece cuando menos ingenua, su comprensión desde el punto de vista del choque de civilizaciones, como se hace en esta película, me parece que ayuda en gran medida a acercarnos a la raíz última de la naturaleza humana y su inevitable componente social y cultural.
lbm from Darko03 on Vimeo.



Pero como no me gusta ser maniquea, creo que hay que saber enfocar también la otra cara de la moneda. Y quién mejor que Voltaire para contestar con finura y sarcasmo a la exacerbada y casi fanática defensa de Rousseau del buen salvaje. Ahí os dejo este pequeño comentario, a modo de apéndice, y para serenar la romántica exaltación rousseauniana. Respuesta de Voltaire a Rousseau sobre su ensayo "discurso sobre la desigualdad", (1754):

He recibido su nuevo libro sobre la especie humana y le doy las gracias por él. Nunca se ha empleado tanta inteligencia en el designio de hacernos a todos estúpidos. Leyendo su libro se ve que deberíamos andar a cuatro patas. Pero como he perdido el hábito hace más de sesenta años, me veo desgraciadamente en la imposibilidad de reanudarlo. Tampoco puedo embarcarme en busca de los salvajes del Canadá, porque las enfermedades, a que estoy condenado, me hacen necesario un médico europeo; porque la guerra continúa en esas regiones; y porque el ejemplo de nuestras acciones ha hecho a los salvajes casi tan malos como nosotros.