miércoles, 6 de abril de 2011

Wittgenstein por problemas

WITTGENSTEIN POR PROBLEMAS

    Entre las diversas respuestas al problema del rechazo a la metafísica (o al pensamiento especulativo) que caracterizan a la Filosofía Contemporánea nos encontramos con la filosofía analítica, término genérico con que se designan ciertas corrientes de carácter empirista y positivista que pretenden acabar con los problemas metafísicos analizando la estructura lógica del lenguaje. Wittgenstein se suma a este tremendo interés por el lenguaje y su lógica interna, tema que estudiará con Frege (teoría del significado) y Russell (atomismo lógico). El viejo problema de ¿por qué no se llega a un acuerdo en metafísica? se va a reinterpretar del siguiente modo: ¿qué significan las proposiciones metafísicas? Aclarar este problema es, para Wittgenstein, la tarea de la filosofía, que ha de entenderse, pues, no como un cierto ámbito de conocimiento con sus contenidos específicos, sino como una actividad.

Primer Wittgenstein:
Parte de una teoría general: el lenguaje significa algo porque se refiere al mundo (parte, pues, de una teoría denotativa del lenguaje). Pero se enfrenta a:
a) El problema tradicional, retomado por Frege, sobre el significado: cómo entender qué relación hay entre una referencia (mundo), un significado y un significante.
b) Por qué el lenguaje natural (el que hablamos cotidianamente) genera confusiones a la hora de reflejar el mundo.
c) Aparte de la relación entre el lenguaje y el mundo de hechos, cómo entender la relación entre el lenguaje y el mundo de los valores.
     Vamos a ir resolviendo estos problemas:

a)  Recordemos que partimos de una teoría referencial del mundo. Las palabras significan cosas, sí, pero ¿qué señalan? La respuesta de Wittgenstein va a ser: lo que es señalado no son los "entes" o las "cosas" del mundo, sino los hechos. La primera aserción del Tractatus es: 1. El mundo es todo lo que es el caso. Esto significa que el mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas. La unidad mínima de significación son, pues, no las cosas, sino los hechos atómicos. Por ejemplo: la palabra "mesa" no señala nada; la unidad mínima significativa, el hecho atómico, sería "aquí y ahora hay una mesa". A los hechos atómicos les corresponden proposiciones atómicas. De este modo, el lenguaje se concibe como un "mapa del mundo", porque lenguaje y mundo tienen la misma estructura lógica.

b) Cuando Wittgenstein afirma que el lenguaje y el mundo tienen la misma estructura lógica, se está refiriendo al "lenguaje ideal", que es el lenguaje lógico. Los distintos lenguajes naturales sólo se aproximan a ese lenguaje ideal, que es universal. Para disolver los problemas generados por el lenguaje natural, que está lleno de ambigüedades, hay que reducir lo que se está diciendo a su estructura lógica, y así se acabarán los problemas metafísicos, que son sólo fruto de los errores derivados de la forma de expresarnos en el lenguaje natural. Éste es el papel de la filosofía: aclarar el significado de las proposiciones encontrando su estructura lógica, su expresión en el lenguaje ideal, y disolver así los pseudo-problemas metafísicos mostrando que no tienen sentido.

c) Es cierto que el lenguaje también pretende expresar cosas que no son hechos: habla de valores éticos, estéticos, religiosos... ¿Cuál sería la referencia de esos discursos? ¿Tenemos que suponer que hay fenómenos que se ocultan al lenguaje -los valores-? ¿En qué mundo estarían estos fenómenos, si Wittgenstein afirma que los límites del lenguaje son los límites del mundo? La respuesta de Wittgenstein es: no hay ningún otro mundo "platónico" de valores objetivos. Los hechos nos inspiran sentimientos, y eso es todo lo que tenemos. No se puede reducir un discurso ético, estético o religioso a lenguaje lógico, por tanto nunca podremos decir nada racional sobre ello, ni deducir ni demostrar nada.
     En el caso del discurso ético, se podrían postular dos tipos de referencia: 1) la voluntad, su bondad o maldad. Pero la respuesta de Wittgenstein es que de la voluntad no se puede hablar, porque es algo fundamentalmente íntimo. 2) Las consecuencias de nuestras acciones. Pero la respuesta de Wittgenstein es que éstas no son un referente moral, porque esas consecuencias no dicen nada sobre la buena o mala voluntad de quien ejecuta las acciones, por tanto no son un referente ético (obsérvese la similitud con Kant, salvando las distancias, en el punto de partida de definir lo moral como buena o mala voluntad).
Lo "místico" -ese supuesto "otro mundo" de valores- no es algo a lo que podamos referirnos, porque el sentido del mundo queda fuera del mundo mismo, y los límites del lenguaje son los límites del mundo (obsérvese la similitud con el punto de partida de Hume: el límite de mi conocimiento son mis impresiones). ¿Qué expresamos, pues, en ese tipo de discursos sobre "lo místico"? Sentimientos. Sentimientos de necesidad de que el mundo tenga un sentido (es lo que denota la creencia que expresa "Dios ha creado el mundo"), sentimientos de seguridad al pensar que Dios nos cuida y da sentido a nuestras vidas; sentimientos de culpabilidad al creer que alguien juzga nuestra mala voluntad.
     La última frase del Tractatus hace referencia a esa imposibilidad de un discurso ético o religioso: 7. De lo que no se puede hablar, es mejor callar.

Segundo Wittgenstein
     El anecdotario cuenta que fue un colega suyo quien, haciéndole un gesto de desprecio y preguntando "¿Cuál es el referente de esto?", le hizo replantearse su concepción del significado. Wittgenstein se dio cuenta de que el uso referencial del lenguaje es sólo una posible función del mismo, no la única. Dejó entonces de privilegiar el "lenguaje ideal" de la lógica y pasó a plantearse las funciones del lenguaje desde el lenguaje natural, su nuevo centro de reflexión.
     El gran cambio sobre el significado va a ser afirmar que éste no se encuentra en la referencia (el significado de las palabras no es algo separado de ellas), sino en el uso.
     La tarea de la filosofía no va a ser, pues, aclarar el significado, sino valorar si se está entendiendo el uso de ua proposición dentro de la forma de vida que le ha dado lugar.
     Los distintos lenguajes son generados por las distintas formas de vida, y son éstas las que delimitan los usos de esos lenguajes, porque ellas delimitan las necesidades o querencias de expresar algo. Para entender la naturaleza del lenguaje va a utilizar varias metáforas, destacando:
- La metáfora de los juegos. Hay tantos juegos de lenguaje como formas de vida. Cada juego tiene sus propias reglas, y es tan absurdo pretender jugar al ajedrez con las reglas del parchís como pretender expresar nuestra forma de vida con la gramática y reglas de otra lengua. No hay nada común, genérico entre los distintos juegos de lenguaje; al traducir simplemente encontramos parecidos de familia: el uso de una palabra en un idioma o contexto se parece al uso de otra palabra en otro idioma o contexto.
- La metáfora de la caja de herramientas. No existe la función del lenguaje; el lenguaje es como una caja de herramientas: nos sirve para fabricar cosas, no para señalarlas. Las mismas palabras o expresiones (las mismas herramientas) pueden servirme para definir, para consolar, para incitar, para preguntar, para airarse... La función denotativa (la expresada en el lenguaje lógico) es sólo una de las muchas posibles funciones del lenguaje.

     Para concluir, podemos decir que Wittgenstein ha sido uno de los filósofos más influyentes (si no el que más) en la filosofía del lenguaje. Pese a su giro de planteamiento, podemos encontrar como rasgo común a su obra el asignar a la filosofía la tarea de delimitar lo que puede ser dicho con sentido y mostrar que los problemas metafísicos son sólo errores lingüísticos, ya sea porque sus proposiciones no se refieren a nada (primer Wittgenstein) o porque no se entiende el uso de ciertas expresiones en una forma de vida determinada (segundo Wittgenstein). Sus análisis sobre los discursos éticos o religiosos han tenido también y siguen teniendo gran influencia en el campo del pensamiento occidental.

No hay comentarios:

Publicar un comentario