sábado, 30 de abril de 2011

Ortega y Gasset, IV: El hombre y la filosofía

¿QUÉ ES FILOSOFÍA?

     La filosofía para Ortega es una forma activa de plantearse el conocimiento, de vivir la cultura. Por eso, para entender el papel del conocimiento y la cultura hay que partir primero del conocimiento general del ser humano, que incluye las creencias.
     Su planteamiento del papel y la naturaleza del conocimiento y la filosofía se radica por tanto también en su concepción del hombre y de la vida humana. El hombre no puede definirse por su conocimiento, sino éste por aquél. El conocimiento es algo que el hombre hace; se da en la vida y ha de ser derivado de ella. Conocer es tener ideas sobre las cosas, poseer su ser. Ser: algo que yo hago con las cosas; interpretación de la realidad (perspectivismo).

La vida como que-hacer y como problema y la necesidad de saber a qué atenerse
     Su planteamiento comienza, pues, partiendo de lo que es la vida: la vida es algo que tenemos que hacer. Es, por tanto, inseguridad, problema. En esta inseguridad, el hombre busca una certeza, necesita “saber a qué atenerse”. La vida se apoya en un sistemas de creencias en el que “se está” y de las que puede no tenerse conciencia; cuando estas fallan, el hombre tiene que hacer algo para saber a qué atenerse; a eso se le llama “pensamiento”. Entonces el hombre llega a tener ideas sobre las cosas. El conocimiento es, pues, una de las formas esenciales de superar la incertidumbre, y nos hace poseer no sólo las cosas, sino su ser. El ser es algo que yo hago, pero con las cosas; es una interpretación de la realidad. Ilustremos esto: el hombre provinciano, por ejemplo, está inmerso en sus costumbres cotidianas, y cree que las cosas son, simplemente, como las ha vivido siempre, como las ha aprendido. Pero cuando se producen transformaciones en la sociedad o cuando se conocen otras culturas entonces surge la incertidumbre y la perplejidad, y es cuando necesitamos entender no sólo por qué otros viven y piensan de forma distinta, sino también por qué yo vivo y pienso como lo hago. Es entonces cuando adoptamos una postura activa y crítica ante el modo de ver la realidad: nos damos cuenta de que nuestra forma de ver el mundo es una perspectiva, pero existen otras. Si somos capaces de multiplicar nuestras perspecivas (de comprender otras culturas, otras formas de pensar y de vivir) entonces nos acercamos más a la realidad. Es como ver un objeto sólo desde un punto de fuga: si queremos percibirlo bien tenemos que movernos a su alrededor, verlo desde otros puntos, y entonces comprendemos su tridimensionalidad.
     El hombre posee muchas certidumbres, pero en colisión unas con otras. Necesita una certidumbre radical, una instancia suprema que dirima los antagonismos; esa certidumbre es la filosofía. La filosofía es ese intento de resolver las contradicciones (¿el mundo es idea o materia? ¿somos razón o somos impulso?...) Intenta acercarse a la verdad radical, a lo que está a la raíz de esos contrastes y contradicciones que percibimos.Es la instancia superior para todas las verdades particulares.

Características específicas de la filosofía frente a otros conocimientos o saberes:
     Como conocimiento, ha de ser una certidumbre autónoma y universal. Esto la diferencia de las ciencias, que son parciales (tratan un ámbito de la realidad, no la realidad total) y dependientes de supuestos previos (todas las ciencias parten de unos axiomas que no se cuestionan). Además es prueba de sí misma y hecha por el hombre, lo que la distingue de la religión, que se fundamenta en la revelación (la religión parte de que es revelada por Dios); y de la poesía o la experiencia de la vida, que son “irresponsables” –esto es, no “responden” de lo que hacen, frente a la filosofía, que tiene que justificar lo que afirma–.
     La razón de que se dé la filosofía es una actitud de rebeldía frente a la pretendida inmediatez de la conciencia ingenua e inmediata. Vemos el mundo e, ingenuamente, nos creemos que es tal y como lo vemos, hasta que surge algún contraste o contradicción (vemos, por ejemplo, una mesa, y nos creemos que es sólida, hasta que la ciencia nos explica que sus átomos poseen grandes cantidades de espacio entre sí; nos educamos con unas costumbres y nos creemos que ese es el modo de vivir, hasta que conocemos otros...). Su objeto es el ser fundamental, radical, del mundo. Filosofar es buscar al mundo en su integridad. Implica: universalismo (plantearse la totalidad del mundo, no un solo aspecto de él), renunciar a apoyarse en nada anterior a la filosofía misma (no apelar a la revelación ni a la tradición). La filosofía para Ortega es, pues, sobre todo, ontología, porque se plantea revelar el ser de las cosas.
LA VIDA HUMANA

El proyecto vital

     La vida no está hecha, hay que hacerla; a eso se refiere cuando la define como "faena poética" (poiesis = creación). Ortega dice que "el hombre no tiene naturaleza, tiene historia". Se refiere a ese aspecto de la vida humana que trasciende lo meramente biológico, que consiste en ir haciéndose; por eso la vida humana es biografía y la razón vital es narrativa. Y en esa narración que es mi vida tengo que elegir. Coincide con Sartre en que estamos condenados a ser libres, pero refiere esa libertad, esa constante elección a una circunstancia determinada. Ese elegir que es la vida quedó expresado por Machado en sus versos: ...caminante, no hay camino, se hace camino al andar".

La moral

     La vida es actividad, pero no toda actividad es un hacer activo. Algunas son puros mecanismos: como imaginar, recordar, pensar... lo más que hago es provocar esa actividad, de cuyo resultado no puedo responder. Por "hacer" hay que entender la actividad que ejecuto yo, por algo y para algo, y de la cual soy, por tanto, responsable.
     Como la vida es un constante hacerse, la libertad consiste en una forzosa elección entre posibilidades. Al tener que decidir lo que voy a hacer en cada instante, necesito justificarme por qué hago una cosa y no otra.
 Es así como voy justificando mi carácter, mi "modo de ser". Podemos ser activos y responsables en nuestro elegir  o podemos ser negligentes y pasivos, "dejar hacernos". Éste es el sentido de la moral para Ortega: extrayendo del vocabulario castellano su potencialidad filosófica, expone su sentido del vocablo "moral" contraponiéndolo al de "desmoralizado", frente a la concepción tradicional que lo opone a "inmoral".

La moral como ser auténtico y como "vocación"
     Cuando pensamos en lo moral como opuesto a lo inmoral, estamos concibiendo una especie de losa exterior a nosotros que nos cae encima y coarta nuestra libertad. Pero si nos fijamos en el sentido que le damos al decir que alguien tiene mucha moral para hacer algo, como opuesto a estar desmoralizado (estar sin fuerzas, sin control de la propia vida, sin sentirse dueño de su ser) entonces entendemos el verdadero sentido de la moral, que consiste en ser responsable de uno mismo, de la propia vida, en formarse a sí mismo y no dejar pasivamente que otros nos formen.
     En este sentido afirma Ortega que la vida humana admite grados de ser; la piedra es piedra, y el caballo, caballo; pero el hombre puede ser más o menos. Cuando la vida se hace desde el propio yo, cuando el hombre es fiel a esa voz que le llama a ser de una manera determinada y que por eso recibe el nombre de “vocación”, es vida auténtica; cuando el hombre se abandona a lo tópico y recibido, cuando es infiel a su íntima y original vocación, es inauténtica. La moralidad consiste en la autenticidad, que es llevar la vida a su ser máximo de realidad. La moral consiste en que el hombre realice su personal e insustituible destino.

LA VIDA HISTÓRICA Y SOCIAL

     Saltando de nuevo del hombre individual a la humanidad, aplica su concepto de la vida al desarrollo de la historia. Mientras el tigre es siempre un primer tigre, el hombre es heredero de un pasado, que condiciona su ser y sus posibilidades. El hombre es el único animal que tiene historia, y no puede definirse sin ella. Por eso plantea el modo en que evoluciona la historia desde el modo en que el hombre se inserta en su circunstancia histórica y actúa desde ella.

Las generaciones
     La historia se estructura en generaciones. “Una generación es una zona de 15 años durante la cual una cierta forma de vida fue vigente”. En eso consiste la afinidad verdadera entre los hombres de una generación: no de ellos, sino de que se ven obligados a vivir en un mundo que tiene una forma definida y única.
     Cada generación está determinada por una fecha central y constituida por una zona de fechas aproximadas de 15 años (7 antes y 7 después del decisivo, que suele ser un año simbólico tomado de referencia por algún acontecimiento decisivo).
     A partir del concepto de generación distingue entre contemporáneos y coetáneos; contemporáneos son los que viven en un mismo tiempo; coetáneos, los que pertenecen a una misma generación. Varias generaciones pueden convivir (y de hecho conviven) en el mismo período histórico, pero no ven la vida ni la viven del mismo modo.
     Habla también de generaciones decisivas: son aquellas en que la variación histórica es mayor.

Sociedad
     La sociedad, al igual que el hombre, no tiene una naturaleza, sino una historia. Su ser no se capta por la razón pura, sino por la vital. Nos ayuda a vivir y ejerce una presión sobre el hombre. La relación persona-sociedad no es unívoca, sino regida por una compleja red de relaciones.
     Junto a las relaciones sociales hay relaciones interindividuales. Por eso distingue lo interindividual y lo social. La sociología parte de una confusión: trata al individuo solo por un lado y a la sociedad por otro. Ortega introduce una distinción entre dos formas de convivencia: la interindividual (interacción de los individuos como tales: amor, amistad...) y la social. El hombre es mero ejecutor de la acción social, de un modo mecánico. Es ésta quien le proporciona sus creencias.

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