sábado, 4 de diciembre de 2010

Tomás de Aquino II. teoría del conocimiento: fe y razón, las cinco vías

TOMÁS DE AQUINO. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

La relación entre fe y razón en Tomás de Aquino


Modelo aristotélico de conocimiento
Siguiendo su tendencia aristotélica, para Tomás el conocimiento humano parte de los sentidos. Su objeto es proporcionado a nuestro entendimiento no por realidades inmateriales, sino por realidades sensibles materiales. De este modo, el edificio del conocimiento se construye de abajo a arriba, no a la inversa, como en la filosofía platónica y agustiniana.
Así concebido, el conocimiento humano tiene limitaciones. Sólo podemos conocer hasta cierto punto, más allá podemos conocer a través de la fe.

Fe y razón como ámbitos de conocimiento
Ambos, fe y razón, constituyen distintos ámbito de conocimiento con una parcela de intersección, la cual se convierte en objeto de la teología.
La fe no deja de ser útil en esta parcela, ya que proporciona conocimiento a hombres sin cultura o razón suficientes, y además sirve de guía y corrector ante los posibles errores de la razón humana. Por su parte, la razón da la fe: a) un procedimiento para la ordenación científica del conocimiento; b) armas dialéctica para defender sus doctrinas y divulgarlas, y c) datos útiles para el esclarecimiento de algunos artículos de fe.
Razón y fe son, por tanto, dos fuentes de conocimiento.
Las cinco vías para la demostración de la existencia de Dios
Dado que el conocimiento parte de los objetos sensibles, Tomás va a rechazar el argumento ontológico de San Anselmo, argumentando que no podemos conocer su esencia; Dios es evidente en sí, pero no para nosotros. El argumento de Anselmo plantea un conocimiento a priori de la esencia de Dios, pero el conocimiento humano, como hemos visto, es a posteriori, fruto de un proceso de abstracción.

Por ello, para demostrar la existencia de Dios va a partir de la experiencia sensible del universo; de los seres individuales -de los que tenemos conocimiento sensible- y sus propiedades, como efecto, se remonta hasta Dios como causa. Todas las vías siguen la siguiente estructura:

a. Se parte de un hecho de la experiencia.

b. Se aplica el principio de causalidad (todo efecto tiene una causa).

c. Se argumenta la imposibilidad de una serie infinita.

d. Se afirma, por fin, la existencia de Dios.

Estas cinco vías son las siguientes:

1ª) Parte del movimiento para llegar al primer motor inmóvil. Es la más genuinamente aristotélica.

2ª) Parte de que todo cuanto es tiene una causa eficiente, a su vez efecto de otra causa, y tras plantear la serie de causas causadas afirma la existencia de una primera Causa incausada.

3ª) Va de los seres contingentes -aquello cuya existencia no pertenece a su esencia, por lo que pueden o no existir- al Ser necesario.

4ª) Se basa en los grados de perfección. Viendo que hay seres más perfectos que otros, afirma la existencia de grados de perfección, y acaba en la existencia de un Ser Sumamente Perfecto. En ésta se acerca más a la teoría platónica de la participación.

5ª) Parte del orden que se manifiesta en el mundo para concluir la existencia de una Inteligencia Ordenadora.

Apéndice: refutaciones de las cinco vías como pruebas de la existencia de Dios

1) Los argumentos de Aristóteles no implican la existencia de un único Dios; de hecho, Aristóteles postula en ocasiones la existencia de 45 o 57 primeros motores.
2) Algunos siglos más tarde Hume establecerá la crítica al principio de causalidad, con lo cual las vías tomistas pierden su consistencia;
3) Ya en el siglo XIX, Kant afirmará que el mundo no está ordenado en sí, sino para nosotros. La existencia del orden en el mundo, pues, no prueba la existencia de una inteligencia suprema ordenadora.
4) Bertrand Russell, desde una perspectiva lógica, hace ver que la idea de una serie infinita no es imposible, como de hecho aparecen constantemente en las matemáticas. La imposibilidad de concebirla no es cierta, y en cualquier caso sería, pues, una limitación del conocimiento humano.

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