sábado, 20 de noviembre de 2010

Agustín de Hipona. Temática general del libro II, 1-2, de De libero arbitrio

El fragmento seleccionado pertenece a su obra De libero arbitrio (Sobre el libre albedrío), libro II, 1-2. Está escrita en forma de diálogo; Agustín instruye a Evodio sobre los temas de la fe, de modo que éste pueda entenderlos también por medio de la razón. Evodio es un contemporáneo de Agustín, que también se convirtió al Cristianismo y llegó a ser obispo.

Temas que trata: el libre albedrío como don de Dios y explicación del mal; Dios como creador del hombre y como bondad y poder infinitos; explicación de ese don: que el hombre pueda obrar bien, para así merecer la salvación, otorgada por Dios; la razón y la fe como fuentes de conocimiento complementarios y el conocimiento como iluminación.

Sobre que Dios dio al hombre el libre albedrío y por qué
 Evodio acepta que gozamos del libre albedrío, que es además la fuente de nuestros pecados. La cuestión es por qué Dios da al hombre la capacidad de obrar mal, pues parece que entonces es Dios mismo quien permite que el mal exista.
Acepta que todo bien procede de Dios; lo justo es premiar al que obra bien y castigar al pecador. El libre albedrío debe proceder de Dios, pues de él procedemos nosotros.
Agustín  le va guiando en el camino del entendimiento: ¿Por qué sabes que venimos de Dios?
- Porque no sólo es supremamente bueno, sino también supremamente justo. Si la justicia le pertenece ha de hacer justicia a los justos. Todo bien procede de Dios, y el hombre es un bien pues puede obrar rectamente.
Agustín entonces argumenta: sólo puede obrar rectamente si tiene libre albedrío, luego lo tiene. No sólo el pecado procede de él, sino la libertad de obrar bien.
 Así pues: sin libre albedrío no tendría sentido castigar a los pecadores, e igualmente injusto sería el premio. Dios nos da el libre albedrío para que podamos elegir obrar bien.

Objeción: por qué se usa entonces para el mal
Evodio plantea la cuestión y Agustín alude al deseo de que sea iluminado por Dios para comprender.
Se afirma que es cierto que Dios existe apelando a la autoridad, (aceptación de la verdad primero por la fe). Defensa del deseo de entender lo que se sabe (por fe o revelación). Distinción entre creer y entender y necesidad de conjugar ambas. La fe ciega sola no es conocimiento de Dios; sin ella, sin embargo, no se puede saber a dónde hay que llegar. Dios nos da el entendimiento y podemos comprender racionalmente por iluminación. Añade justificaciones bíblicas, del tipo de "buscad y encontraréis...".

No hay comentarios:

Publicar un comentario