domingo, 12 de julio de 2009

Del amor, II. El banquete de Platón. Discurso de Agatón

EL DIOS DE LA ETERNA JUVENTUD

.........Volviendo al tema del amor, sigamos con el Banquetede Platón, que tanto da de sí. El siguiente discurso corre a cargo de Agatón, quien establecerá la contrapartida al argumento de Fedro. En efecto, Agatón defiende que Eros es el más joven de los dioses, precisamente por ser el más bello.
“Y una gran prueba a favor de lo que digo nos la ofrece él mismo cuando
huye apresuradamente de la vejez (…). Antes bien, siempre está en compañía de los jóvenes y es joven, pues mucha razón tiene aquel antiguo dicho de que lo
semejante se acerca siempre a lo semejante” (195b).
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..........¿Qué decir de este argumento? En efecto, el amor como deseo, como fuente y signo de vida, tiene su máximo dinamismo en la juventud. Y es en la juventud donde se da la culminación de la belleza. Pero, ¿no es también cierto que la propia vejez mira hacia la juventud, con deseo o añoranza? Si lo semejante se acerca a lo semejante, la vejez debería quizá amar la propia vejez. Por otro lado, ¿es cierto que amamos siempre lo semejante? ¿no amamos a veces más a aquello que representa lo que a nosotros nos falta? Cada uno sabrá qué busca en el otro, o que le suele atraer; quizá sea una combinación de ambas cosas: aquello que nos identifica mezclado con algo que nos complementa. ¿Amor a lo semejante o amor complementario? Que cada cual elija.

..........Si Fedro utiliza un argumento cronológico –sin el amor no habría nacido nada−, Agatón se basa en la naturaleza de lo amado y de lo amante. Podría, simplemente, completar el argumento de Fedro, pero intenta contra-argumentar, como si hubiera que elegir un punto de vista para establecer qué genealogía mitológica sería la más adecuada. Y así, sostiene que todo lo que nació antes de Eros es fruto de la Necesidad,
“pues no hubieran existido mutilaciones ni mutuos encadenamientos ni otras muchas violencias si Eros hubiera estado entre ellos, sino amistad (philía) y paz (eirene), como ahora, desde que
Eros es el soberano de los dioses” (195c)


.........Curiosa la insistencia en tal soberanía de un dios que apenas tenía cultos propios significativos. Pero todo el diálogo está hecho en su honor, y es por ello lógico que se destaquen sus cualidades, máxime cuando, efectivamente, del poder de Eros no se libra ni el propio Zeus –promiscuo donde los haya−.

........Sorprende la perspectiva de Agatón de que ahora reinen la amistad y la paz. Es obvio que no reinan solas – para él mismo tenía también que serlo−. Lo que quizá quiere decir es que el mundo no se generó como cuentan Homero o Parménides –en los que se apoyaba Fedro−, sino que en esos primeros momentos los componentes y fuerzas del mundo se formaron por partición y enfrentamiento. Sólo en el último momento, con la aparición de Eros, surge la generación, que implica atracción o amistad, y sólo con él aparece la comunicación, la concordia y la armonía, pilares de las relaciones humanas.
..............Pero no es ésta la única cualidad de Eros que retrata Agatón. Es, pues −continúa−, joven, pero también delicado:
“anda y habita entre las cosas más blandas que existen, ya que ha establecido su morada en los caracteres y almas de los dioses y de los hombres. Y, por otra parte, no lo hace en todas las almas indiscriminadamente, sino que si se tropieza con una que tiene un temperamento duro, se marcha, mientras que si lo tiene suave, se queda”. (195e)



........¿Es esto cierto? ¿No causa estragos Eros aun en los corazones más duros? ¿Y no es tanto más virulento precisamente cuando se arraiga en ese tipo de temperamentos? ¿O quizá esa dureza de temperamento se refiere a la falta de capacidad de amar? Al margen de lo polémico, hay algo hermoso en este vaivén, quizá no meramente metafórico, entre lo físico y lo anímico. Lo delicado, lo tenue, es lo que se eleva por encima de lo material, de lo sólido, como el suelo o los cráneos (ejemplos suyos). Tenue es el éter de Aristóteles, o los átomos del alma de Epicuro. Tenue es la materia de que están hechos los cuerpos celestes y el alma de los hombres. Lo tenue, lo “delicado”, tiende a subir, a elevar, tiende a lo alto, y en lo alto el mundo, con la regularidad de sus movimientos circulares, se acerca a la eternidad.

Siendo joven y delicado, añade Agatón que es también flexible –como corresponde a lo tenue−,

"pues envuelve por todos los lados y no pasa inadvertido en su primera entrada y salida de cada alma” (196a).

........De ello es prueba su elegancia, siendo por antonomasia el dios que se asienta en la belleza.
.........La escisión radical que hace Agatón entre Eros y la violencia es quizá uno de los perfiles de su discurso que lo hace más cuestionable. De esta escisión parte para hablarnos de la virtud de Eros. Así dice que

“Eros ni comete injusticia contra dios u hombre alguno, ni es objeto de injusticia por parte de ningún dios ni de ningún hombre. Pues ni padece de violencia, si padece de algo, ya que la violencia no toca a Eros, ni cuando hace algo, lo hace con violencia, puesto que todo el mundo sirve de buena gana a Eros en todo, y lo que uno acuerde con otro de buen grado dicen «las leyes reinas de la ciudad» que es justo” (196b-c).


............¿Está aquí enlazando con el argumento que daba Fedro acerca de su virtud para establecer la ciudad justa? El concepto de amor que aquí se maneja parece desviarse del deseo erótico y encumbrarse hacia el deseo de vivir en comunidad, pues se identifica este sentimiento con el “acordar algo de buen grado”. Eros se retrata aquí como deseo de unión y armonía; se olvida el violento arrebato de un flechazo, los retratos de sus juegos peligrosos, el furor de la pasió que llevó a Apolo a sacrificar a Dafne, a Hades a raptar a Perséfone; se olvida la desmesura apetitiva de los sátiros, representantes de la fertilidad de la naturaleza... El rostro de Eros aquí es el de la amable sonrisa de la amistad y la unión, la arminía y la convivencia.
..........Siguiendo con sus infinitas bondades, le atribuye la templanza, en cuanto domina todos los deseos, y la valentía, pues a Eros ni siquiera Ares puede resistir” (196c). Le suma también la sabiduría, dado que
..........“es el dios poeta tan hábil que incluso hace poeta a otro” (196d).
..........Respecto a todas las artes, cierto es que a quien toca Eros lo hace maestro –pensemos en las personas que saben amar lo que hacen−. El amor como apertura hacia otra cosa y fusión con ello se convierte así en la fuente de todas las virtudes.
.........Tantas son las virtudes que Agatón atribuye a esa fuerza que hace que se tienda hacia lo otro y que se desee estar unido a ello. Pero destaco la frase que, de todo su discurso, me parece más hermosa para resumir la excelencia de este dios:
“Él es quien nos vacía del extrañamiento y nos llena de familiaridad (oikía)” (197c).

.........En efecto, el amor amplía las fronteras de nuestro alma, hasta el punto de insertar dentro de sus límites ese objeto, persona o cualidad externo a nosotros. El amor nos funde con el mundo y lo engarza como parte de nuestros corazones.

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